(Español)
Bueno, pues dije que el picadillo de soya servía para rellenar chiles. Nunca los había hecho, ni tenía receta, sólo mi memoria y sentido común. Quedaron bastante ricos, así que ¡aquí están!
Ingredientes
2 chiles poblanos medianos
2 tazas de agua o caldo de verduras
5 jitomates
1/2 cebolla
1 diente de ajo
1 ramita de cilantro fresco
sal
1 taza de picadillo de soya
Accesorios: dos palillos por chile
Opcional: Para quitarle la piel a los chiles, colocar en horno a temperatura muy alta (yo uso el eléctrico, porque todavía me da miedito el de gas) hasta que les salgan tremendas ampollas, entre 15 y 20 minutos. Quizás tengas que voltearlos cada tantos minutos. El olor de cuando se queman los chiles es divino, aunque un poco rudo para los ojos (ha de ser mi sangre azteca, por aquello de la leyenda de que los prehispánicos, para castigar a los niños, los metían en un cuarto con chiles sobre un comal para que les ardieran los ojitos). Después mételos en un recipiente con agua helada. La pielecita se quitará con mucha facilidad. Ten cuidado de no quitar el tallo.
Para la salsa: Licua el agua o caldo, los jitomates, la cebolla, el ajo, el cilantro y la sal a velocidad alta hasta que los tomates estén muy bien molidos (yo no molí la salsa lo suficiente, y por eso quedó medio marinara). Calienta el aceite en una olla y colocar la salsa hasta que empiece a hervir, después cuécela a fuego lento hasta que adquiera un lindo tono rojo.
Para rellenar: Haz una cortada en el costado de cada chile, y saca las semilas con cuidado. Si tratas de quitar las venas te va a quedar un chile muy maltrecho, así que por favor hazlo con delicadeza. (¡Por más malos que se vean, los chiles poblanos húmedos son muy frágiles!)
Chile maltrecho y chile bien cuidado
Con una cuchara, pon dentro de cada chile un poco del picadillo de soya. No los llenes de más, pues es un poco difícil manejarlos. Asegúralos con uno o dos palillos (a mí se me olvidó por completo este paso, así que no tengo ni idea si es fácil o difícil). Colócalos en la olla con la salsa; cúbrelos y déjalos sobre fuego lento hasta que el relleno se haya calentado.
Con cuidado pásalos a un platón o a los platos individuales y sírvelos con tortillas o arroz... ¡o las dos cosas!
(¡Y por el amor de dios no te talles los ojos sin haberte lavado las manos! ¡Ardeeeeeee!)
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